UNESCO
Y LA EDUCACION SUPERIOR
"Nunca antes en la
historia el bienestar de las naciones ha estado tan estrechamente vinculado a
la calidad y el alcance de sus sistemas e instituciones de enseñanza superior.
En su condición de única
organización de las Naciones Unidas que dispone de un mandato en educación
superior, la UNESCO facilita la elaboración de políticas de base empírica en
respuesta a las tendencias y los cambios que surgen en este ámbito y hace
hincapié en su función de contribuir a la consecución de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, en particular la erradicación de la pobreza extrema.
La Organización fomenta la innovación con el fin de
satisfacer las necesidades de la enseñanza y del mercado laboral, y examina de
qué manera se pueden aumentar las oportunidades educativas de los jóvenes y los
grupos desfavorecidos.
La UNESCO se ocupa también de la educación superior transfronteriza y de la manera de asegurar la calidad, con especial atención a la movilidad y la homologación de diplomas, y facilita los instrumentos que protegen a los estudiantes y a otros copartícipes de las prestaciones educativas de escasa calidad. La UNESCO fomenta el diálogo sobre políticas y contribuye a realzar la educación de calidad, fortaleciendo la capacidad de investigación de las instituciones de tercer ciclo y el intercambio de conocimientos por encima de las fronteras.
La UNESCO se ocupa también de la educación superior transfronteriza y de la manera de asegurar la calidad, con especial atención a la movilidad y la homologación de diplomas, y facilita los instrumentos que protegen a los estudiantes y a otros copartícipes de las prestaciones educativas de escasa calidad. La UNESCO fomenta el diálogo sobre políticas y contribuye a realzar la educación de calidad, fortaleciendo la capacidad de investigación de las instituciones de tercer ciclo y el intercambio de conocimientos por encima de las fronteras.
Los elementos hasta
aquí expuestos dan una idea somera de las muy diversas actividades e
iniciativas estratégicas que la Organización ha emprendido y en las que
interviene desde la Sede o en cualquiera de las regiones del mundo. La UNESCO
es hoy más necesaria que nunca para hacer realidad la Educación para Todos,
forjar sociedades del conocimiento inclusivas, preservar y fomentar la
diversidad cultural, promover un desarrollo sostenible por medio de las
ciencias exactas y naturales y las ciencias sociales y apoyar la libertad de
información y expresión para todos, otorgando la máxima prioridad al continente
africano y al fomento de la igualdad entre hombres y mujeres. Juntos, y con la
ayuda de nuestros numerosos asociados, debemos perseguir esas nobles metas y no
cejar en nuestro empeño de conseguir que la UNESCO ejerza una influencia
decisiva en los planos mundial, regional y nacional. Ha llegado el momento de
que la Organización pase resueltamente de la eficiencia a la eficacia, de un
planteamiento ligado a las aportaciones recibidas a un programa centrado en su
repercusión.
Los programas de la
UNESCO siempre han revestido un carácter profundamente humanista.
Por “desarrollo”, la
Organización ha entendido no sólo bienestar material, sino también desarrollo
integral de la urdimbre intelectual, social y cultural de las sociedades. Hoy
en día, en plena crisis financiera y económica, ante problemas planetarios como
el cambio climático, resulta aun más obvio que sólo este planteamiento integral
podrá aportar un desarrollo auténticamente sostenible. De ahí mi llamamiento en
pro de un «nuevo humanismo», un paradigma del desarrollo verdaderamente
centrado en las personas.
La
educación superior ha dado sobradas pruebas de su viabilidad a lo largo de los
siglos y de su capacidad para transformarse y propiciar el cambio y el progreso
de la sociedad. Dado el alcance y el ritmo de las transformaciones, la sociedad
cada vez tiende más a fundarse en el conocimiento, razón de que la
educación superior y la investigación formen hoy en día parte fundamental del
desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los
individuos, las comunidades y las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene
que hacer frente a imponentes desafíos, la propia educación superior ha de
emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya
tenido por delante, de forma que la sociedad contemporánea, que en la
actualidad vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las
consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y
espiritualidad más arraigadas.
Con
la intención de encontrar soluciones para estos desafíos y de poner en marcha
un proceso de profunda reforma de la educación superior, la UNESCO ha convocado
una Conferencia Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: Visión y
acción. Como parte de los preparativos de la Conferencia, la UNESCO publicó en
1995 su documento de orientación sobre Cambio y desarrollo en la educación
superior. Ulteriormente se celebraron cinco consultas regionales (La
Habana, noviembre de 1996; Dakar, abril de 1997; Tokio, julio de 1997; Palermo,
septiembre de 1997 y Beirut, marzo de 1998). En la presente Declaración se
toman debidamente en cuenta, sin perder de vista el carácter propio de cada
documento, las Declaraciones y Planes de Acción aprobados por esas reuniones,
que se adjuntan a la misma, así como todo el proceso de reflexión generado por
la preparación de la Conferencia Mundial.
MISIONES Y FUNCIONES DE LA EDUCACION SUPERIOR
Artículo
1. La misión de educar, formar y realizar investigaciones
Reafirmamos
la necesidad de preservar, reforzar y fomentar aún más las misiones y valores
fundamentales de la educación superior, en particular la misión de contribuir
al desarrollo sostenible y el mejoramiento del conjunto de la sociedad, a
saber:
a)
formar diplomados altamente cualificados y ciudadanos responsables,
capaces de atender a las necesidades de todos los aspectos de la actividad
humana, ofreciéndoles cualificaciones que estén a la altura de los tiempos
modernos, comprendida la capacitación profesional, en las que se combinen los
conocimientos teóricos y prácticos de alto nivel mediante cursos y programas
que estén constantemente adaptados a las necesidades presentes y futuras de la
sociedad;
b)
constituir un espacio abierto para la formación superior que propicie el
aprendizaje permanente, brindando una óptima gama de opciones y la
posibilidad de entrar y salir fácilmente del sistema, así como oportunidades de
realización individual y movilidad social con el fin de formar ciudadanos
que participen activamente en la sociedad y estén abiertos al mundo, y para
promover el fortalecimiento de las capacidades endógenas y la consolidación en
un marco de justicia de los derechos humanos, el desarrollo sostenible la
democracia y la paz;
c)
promover, generar y difundir conocimientos por medio de la
investigación y, como parte de los servicios que ha de prestar a la
comunidad, proporcionar las competencias técnicas adecuadas para contribuir al
desarrollo cultural, social y económico de las sociedades, fomentando y
desarrollando la investigación científica y tecnológica a la par que la
investigación en el campo de las ciencias sociales, las humanidades y las artes
creativas;
d)
contribuir a comprender, interpretar, preservar, reforzar, fomentar y
difundir las culturas nacionales y regionales, internacionales e históricas,
en un contexto de pluralismo y diversidad cultural;
e)
contribuir a proteger y consolidar los valores de la sociedad, velando
por inculcar en los jóvenes los valores en que reposa la ciudadanía democrática
y proporcionando perspectivas críticas y objetivas a fin de propiciar el debate
sobre las opciones estratégicas y el fortalecimiento de enfoques humanistas;
f)
contribuir al desarrollo y la mejora de la educación en todos los niveles, en
particular mediante la capacitación del personal docente.
OCDE Y LA EDUCACION SUPERIOR
La
Organización de la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es una
organización fundada en la década de los 60’s, que agrupa en la actualidad a 29
países. La mayor parte de sus miembros posee un alto nivel de desarrollo económico
y comparten el compromiso de promover las políticas de cooperación y expansión
económica. México fue admitido en esa organización en mayo de 1994, sin tomar
en cuenta las verdaderas necesidades y carencias, enfrentándolo a situaciones
contradictorias y negativas para el país en las negociaciones internacionales
que lleva a cabo. Antes de ingresar a la OCDE, México solicitó a este organismo
un estudio sobre la situación de su sistema de educación superior. En
consecuencia, a partir de 1994 se llevaron a cabo misiones de un equipo de
expertos que concluyeron en un dictamen en 1996. El cual en 1997, se publicó
con el título “Exámenes de las Políticas Nacionales de Educación: México,
Educación Superior”. La primera evaluación solicitada a la OCDE fue el estudio
de la política nacional de ciencia y tecnología.
En
este documento (OCDE, 2002) se hace constar que los informes de la OCDE se
refieren a las principales cuestiones emanadas de un amplio intercambio entre
los examinadores, las autoridades nacionales y los delegados de los países
miembros. En este informe, los capítulos se redactaron de acuerdo con lo que se
vio y discutió durante la estancia en México de los examinadores,
complementando con lecturas y confrontando con lo que se conoce de otros países.
Se hace explícito que no se pretende hacer propuestas sobre cómo reorientar la
misión de la educación superior, sino más bien llamar la atención hacia ciertos
aspectos concretos de las relaciones entre la educación postsecundaria y la
sociedad.
El
diagnóstico pone de relieve el carácter sumamente heterogéneo, complejo,
frágil, poco articulado y rígido del conjunto de las instituciones de educación
media superior y superior. Se trata de un sistema que se divide en varios
subsistemas – universitario, tecnológico y normalista – pero que no esta
integrado entre sí y tampoco permite la movilidad horizontal de los
estudiantes, con diferentes formas de coordinación con las autoridades
educativas y con diferentes formas de coordinación con las autoridades educativas
o con distintos regímenes jurídicos, con un crecimiento muy significativo del
sector privado (varias veces más que el público), alta concentración de la
matrícula en las ciencias sociales y administrativas. Además el peso de las
formaciones científicas y tecnológicas es modesto para el nivel actual de
desarrollo económico del país. (OCDE, 2002)
De
acuerdo con las observaciones de los examinadores de la OCDE, el contexto de la
educación superior, tomando en cuenta el Sistema Educativo presenta, entre otras,
las siguientes características:
•
El nivel medio de educación y de calificación profesional en México es muy
modesto: la duración promedio de la escolaridad es de siete años.
•
Desigualdad social y disparidad regional en todo el país.
•
Insuficiente preparación de la sociedad para participar en la vida pública.
•
El carácter general de la educación es excesivamente académico, enciclopédico,
con trabajos prácticos que sólo son una ilustración del curso.
•
La mitad de los egresados de licenciatura no se titulan. De los que se titulan,
el 73% corresponde al área de la salud y escasamente el 28% al de letras.
•
El 3% de la matrícula corresponde a posgrados; la mayor parte de los programas
se desarrolla en instituciones públicas. Un porcentaje significativo de estos
estudios son especializaciones profesionales y no constituyen necesariamente
una formación para docencia o la investigación.
•
Considerando la importancia que tiene el sistema de educación superior, graduar
sólo a 250 doctores al año representa un esfuerzo limitado.
•
Las fronteras entre los diferentes componentes del sistema son poco permeables.
•
El 80% de los docentes de nivel superior sólo cuenta con el grado de
licenciatura.
•
El número de carreras se multiplicó por ocho en 20 años sin un replanteamiento
de la estructura general de los estudios.
•
Existe poca continuidad de las políticas y programas seguidos por las
autoridades de las instituciones, limitándose a los rectores en turno. (OCDE,
2002: 86-88)
Con
base en lo anterior, los expertos de la OCDE plantearon cinco áreas críticas en
las que las reformas se hacen manifiestamente necesarias: flexibilidad,
pertinencia, calidad, personal académico y recursos financieros.
Sin
tener que ahondar más en las cuatro áreas críticas restantes, porque se han
mencionado hasta ahora a lo largo del trabajo, destacaremos a la flexibilidad
como el aspecto, que sin ser el único, sí es el más trascendente, ya que
participa de manera notoria en este proceso global de la transformación
modernizadora de la educación superior en México, como se observa en los
siguientes puntos que la propia OCDE propone:
•
En el medio superior se sugiere separar las preparatorias de las universidades
y agruparlas en un sistema nacional apropiado. Dada la diversidad de las
universidades resulta difícil ejecutar estrategias globales de integración.
Reforzar las formaciones técnico-profesionales.
•
Examinar cuidadosamente la situación del mercado de trabajo antes de
incrementar la matrícula en las disciplinas sobresaturadas del nivel medio
superior.
•
Diversificar las salidas intermedias, integrar a los subsistemas y replantear
el concepto de autonomía.
•
Implantar redes de instituciones para el intercambio de estudiantes de
posgrado, que respondan a las necesidades cualitativas de la enseñanza superior
y la investigación.
•
Facilitar la movilidad de los estudiantes mediante el reconocimiento recíproco
de los créditos entre las universidades.
•
Implantar en colaboración con los empleadores niveles de formación y de capacitación
que sean reconocidos por el sector empresarial.
•
Crear para cada área profesional un comité nacional permanente compuesto por
representantes de los sectores académicos y productivos, con el objeto de
definir las ramas profesionales y los programas pertinentes. Su trabajo se
basaría en un análisis de las necesidades y en la definición de las
competencias requeridas por los empleadores en los diversos niveles de
calificación. (OCDE, 2002: 89-90)
Sobre
los planteamientos que se han destacado en sus visiones de cada uno de los
organismos internacionales – UNESCO, Banco Mundial y OCDE – podemos hacer una
reflexión comparativa desde una perspectiva social, apegándonos a los
señalamientos de cada uno. Por ejemplo, el informe de la UNESCO subraya los
factores que inciden en la pertinencia de la educación superior,
particularmente en lo que se refiere a las relaciones de la educación con la
sociedad y el trabajo. En este sentido, la UNESCO coincide con la ANUIES, el BM
y la OCDE, en cuanto a la urgencia de un replanteamiento de la misión y las
funciones de la educación superior, sobre todo en los países como México, que
atraviesan por procesos económicos y sociales completos y contradictorios.
Por
su parte, el Banco Mundial desde una perspectiva economista hace hincapié en
los aspectos relacionados con la diversificación del financiamiento, la
vinculación, educación-empleo y el papel que desempeña el gobierno en el manejo
del gasto público asignado a la educación. Por tanto, sus recomendaciones se
orientan principalmente a estos problemas.
Observamos
que los planteamientos que la OCDE vierte sobre la problemática de la educación
superior en los países en vías de desarrollo como México, van encaminados desde
diferentes enfoques. Las políticas y estrategias que recomiendan coinciden
ampliamente con las propuestas relacionadas a aspectos totales y que participan
como categorías constantes e insistentes en los planes de educación de México,
como la calidad, la pertinencia y la diversificación del financiamiento. Cabe
señalar entonces que dada la naturaleza de dichas propuestas, las de la OCDE
parecen más completas y fundamentales de acuerdo al grado de desarrollo
económico y social que presenta actualmente las instituciones de educación
superior en México, como es el caso concreto de la educación superior
tecnológica.
Por
lo antes expuesto, habría que destacar también que existen coincidencias y
diferencias entre las recomendaciones de la OCDE y algunas políticas educativas
vigentes, que deben aplicarse en el proceso educativo, tal como lo hace notar
un comunicado del Observatorio Ciudadano de la Educación. (Mayo, 1999) Sobre
estas diferencias, podemos mencionar un ejemplo donde la SEP a su vez, hace también
ciertas recomendaciones – cuya aplicación en la práctica resulta muy difícil –,
como son la realización de exámenes nacionales por asignatura, el seguimiento
del destino de los egresados, así como los estudiantes que abandonan el
sistema.
Por lo que hacen a las coincidencias, éstas se
encuentran, según el Observatorio Ciudadano de la Educación, en programas tales
como el PROMEP (Programa para el Mejoramiento del Profesorado) y el FOMES
(Fondo para la Modernización de la Educación Superior), considerados
instrumentos eficaces para promover la calidad de la educación superior
mediante la superación del personal académico y para evaluar el desempeño
institucional, respectivamente.
Pero
creemos que si bien las recomendaciones anteriores resultan positivas para
alcanzar la calidad de la educación, éstas no son suficientes para cumplir los
objetivos de una educación integral a la que se refieren las nuevas políticas
educativas en México, ya que el alcance de sus beneficios es limitado en los
grandes sectores de la población estudiantil, sobre todo en la educación
pública
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